Percepción del choque de objetos
En este experimento se estudia,
si los bebés son capaces de percibir el posible choque de un objeto contra su
cara, para que el bebé no sufra daños, se utiliza simulación virtual. Con ello se descubre que a partir de los dos
meses, el bebé reacciona ante la amenaza del objeto parpadeando y apartando la
cabeza y que con tres meses ya son capaces de discriminar, si se les acerca
rápido, despacio, si va directo a la cara o se va a desviar…
Inspección visual de objetos
Con este experimento, se intenta
averiguar cómo los bebés son capaces de percibir los objetos, de distinguirlos
y a partir de cuando. Para ello, con una técnica
de reflexión córnea (con luz infrarroja), se podía observar qué partes de
un triángulo o de una cara inspeccionaban los bebés con sus ojos. El resultado
fue que cuando tenemos apenas un día de vida, miramos y nos fijamos en los
contornos de las figuras en lo que sobresale y que posteriormente, a medida que
vamos creciendo, se va inspeccionando cada vez más el interior de las figuras.
Scarr, Salapateck, Kessen (1966), Milewski (1976, 1978) Ganon y Swartz (1980)
Percepción del abismo visual
Para comprobar si los bebés
detectan la profundidad, se ponía a un niño sobre una mesa de cristal, por
debajo de la misma se podía ver un suelo con cuadrados blancos y negros pegado
al crista y más adelante, ese suelo estaba en el de verdad y por tanto separado
del cristal simulando el desnivel. Al otro lado del “abismo” se situaba a la
madre llamando al niño para que fuera hacia ella, a través de técnicas como el electrocardiograma, se podía atribuir
al bebé si tenía miedo (alta tasa cardíaca) o simplemente estaba observando,
prestando atención y explorando (baja tasa cardíaca) cuando en vez de pasar se
quedaba en el borde del abismo.
De dicho estudio, se sacó la
conclusión de que la capacidad discriminatoria de la profundidad se adquiere
antes incluso que el miedo al “abismo”.
Gibson y Walk (1960)
Percepción auditiva y visual
Se trató de investigar si los
bebés eran capaces de detectar la descoordinación entre una imagen y su sonido.
Para ello, se le presentó al bebe un vídeo
doblado, y la voz a parte. Una de las imágenes iba coordinada con el video
y la otra descoordinada. Se descubrió que los bebés de cuatro meses, atendían
más al vídeo coordinado.
También se presentaron dos
vídeos, en los que una persona repetía una vocal distinta, y el sonido solo
correspondía a uno de ellos. Los resultados fueron que a los cuatro meses, se
miraba más al vídeo que correspondía con el sonido de la vocal.
Kuhl y Meltzoff (1982)
Fuente:
El desarrollo de la percepción
(Iliana Enesco y Silvia Gerrero)