Affectiva es una compañía que desde hace tiempo está dedicada
al estudio y análisis científico de las
reacciones emocionales mediante el uso de instrumentos electrónicos de
medición.
Colaborando con el MIT, un
famoso instituto americano de investigación, creó un programa, Affdex, cuyo
propósito es leer las emociones faciales. Rosalind W. Picard (la directora del
grupo de M.I.T que desarrolló el prototipo original)y la Dra. Rana, comenzaron
trabajando juntos con la Fundación Nacional de Ciencia (NSF), fundada para desarrollar tecnologías para ayudar a
gente con el trastorno del espectro autista, ya que presentan problemas para
leer y procesar emociones. Aparte de esta aplicación, se ha ido orientando más
a usarse en otros campos como el neuromarketing, en el cual se emplea también
el EEG y el seguidor ocular, para saber la susceptibilidad de los consumidores
a ciertos estímulos cuando compran. Berman, un miembro de Affectiva que se unió
a la empresa nueve meses después de su creación, afirma que “hay una especie de correlación entre los
niños autistas monitoreados y los consumidores a los que se somete a
multitareas, porque se está usando una misma tecnología central para dejar a
las personas compartir sus emociones para comunicarlas de forma más efectiva”.
El programa está basado en la ciencia fisiológica, las
reglas de aprendizaje de las máquinas y sus algoritmos para la visión, y en la
base de datos más grande del mundo sobre expresiones faciales. Además, han
influido las ideas expuestas por Paul Ekman, el psicólogo que desarrolló el Sistema
de Codificación Facial de las Acciones (FACS) como taxonomía para así
clasificar las expresiones faciales humanas. El funcionamiento es muy sencillo,
la persona se coloca delante de una cámara de vídeo y el sensor Q detecta los
signos de estrés o excitación al medir los cambios de la conductividad
eléctrica de la piel. Dichos cambios son los llamados de actividad
electrodérmica o respuesta galvánica de la piel. Como resultado de los estados
emocionales, el color de la piel cambia de manera que resulta imperceptible al
ojo humano, pero, en cambio, este sensor puede cuantificar esas modificaciones
para poder evaluar cuál es la reacción que está teniendo la persona. Los
sensores que evalúan la piel, como los detectores de mentiras, llevan
existiendo desde hace un siglo, pero obligaban a usar electrodos, cables y
laboratorios. Con este invento se posibilita el evaluar a la gente en un
contexto real, haciendo sus actividades cotidianas.
En el siguiente vídeo, podemos ver cómo la Dra. Picard
expone el funcionamiento y usos del sensor de la respuesta galvánica creado por
la compañía M.I.T. Especialmente interesante desde el minuto 13:50 para ver en
qué consiste la evaluación de las expresiones faciales:
Fuentes:
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